El tocino y la velocidad


El gobierno psocialista tomó hace unos meses una medida progresista: rebajar la velocidad máxima de 120km/h a 110km/h. Entre todas las medidas que está tomando (que se ocupan principalmente de atacar directamente al bolsillo de los residentes en España, y siempre de forma injusta puesto que expolian mas a quienes menos tienen y mas trabajan) ésta es la mas justa, puesto que se aplica a todos por igual, no es un impuesto ni se le cobra extra a nadie (las multas son otra historia), ni recorta ningún derecho, la circulación sigue estando garantizada. Es una forma de que todos los residentes en España arrimen el hombro, de forma directa y activa, con la actitud y no con la cartera. Por decirlo de una manera pomposa: Es el momento de demostrar el patriotismo bien entendido, si acaso existe. A mayores, teóricamente reduciría la siniestralidad y la contaminación.

Ya he dicho anteriormente que tuve mis dudas sobre esta medida. Pensé que sólo serviría para aumentar la recaudación de las multas de tráfico. Pero por lo visto no ha sido así, y en efecto se ha reducido el consumo de combustible en un 5,8% en dos meses, 2,1 millones de barriles de petróleo, lo que es un dato excelente, y mas en un país netamente importador. Entonces, ¿qué motivos tiene el gobierno para no convertir la medida en permanente? Que una de esas agencias internacionales de la que nunca o casi nunca oímos hablar, decida liberar unos millones de barriles de petróleo para que el combustible baje de precio, ¿por qué tiene que significar que las medidas de ahorro se eliminen? Ya que nos bajan los salarios, nos quitan los derechos, y nos aumentan los impuestos, todo por hacer felices a los mercados, ¿por qué no aprovechar la suma de ambas circunstancias: reducción de consumo y aumento de oferta? ¿O es que ya se acabó la crisis?

El PsoE ha tomado esta medida de izquierdas con mucha timidez, aclarando que era temporal, en claro contraste con la firmeza y valentía de cartón piedra que demuestra cuando baja los salarios o quita las ayudas a los desempleados para contentar a «los mercados» o a ese organismo internacional que lleva décadas llevando países enteros a la quiebra. Ahora se verá si la mantiene o la retira cobardemente (y ni siquiera hablamos de que la conviertan en ley, que es lo que corresponde).

(edito porque sigo leyendo el periódico, y enervándome)

Mientras tanto, nueva alegría del gobierno: aumentar los impuestos al gasóleo, o sea, nuevos impuestos indirectos e injustos. ¿La excusa? que la contaminación mata a 16.000 personas al año. Al margen de que da la impresión de que quieren eliminar todas las causas de muerte, hasta que querrán eliminar hasta la vejez, decir que los conductores de coches de gasóleo matan a miles de personas y luego ponerles un impuesto por eso, es totalmente hipócrita. Sólo es una medida recaudatoria, más impuestos indirectos que penalizan a los que menos tienen. Medidas de derechas, muy de derechas, totalmente injustas, como cobrar peajes en las ciudades: que los ricos tengan vehículo, que los ricos circulen por Madrid, y el resto que se quede en casa. Y por supuesto, les quitamos las restricciones de velocidad, ya que se compran coches de decenas de miles de euros que alcanzan velocidades de vértigo, no vamos a aguarles la fiesta.

(y vuelvo a editar, pues se ha resuelto)

Y ha valido mas la cobardía del gobierno, que no ha sido capaz de mantener la única medida progresista que ha sido capaz de tomar durante esta crisis. Populismo berreta, no quieren arriesgar el voto de los dueños de volvos, mercedes, audis, etc. Pero reclamarán el «voto útil» a los que quieren ver menos accidentes, menos contaminación, y que la crisis la paguen los que la provocaron.

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