Hablando de la Cumbre Iberoamericana


La cumbre iberoamericana ha terminado de forma ridícula. Lo digo sinceramente: me importa un huevo el rifirrafe que han montado al final. Lástima que dentro de unos días sera lo único que recordaremos de ese evento.

Hago una visual de los periódicos sobre el tema:

Un tema que me preocupa mucho: el de las papeleras en el río Uruguay. El presidente uruguayo puso una bomba con una mecha larga, que le diese tiempo a ir corriendo y sonreír en la cumbre antes de que explotase. Otra vez, los intereses ciudadanos han importado un huevo al lado de los intereses de las empresas transnacionales. Mas doloroso, si cabe, es que las relaciones entre Uruguay y Argentina se vean deterioradas por el interés de una empresa extranjera. ¿resultado de la cumbre al respecto? nada bueno, mas bien peor.

Moratinos: «Está claro que no compartimos su visión y esto ha saltado». Está claro, sin duda. El gobierno español va a latinoamérica a ofrecer espejitos de colores con la condición de que las empresas españolas sigan forrándose con los métodos que les dé la gana. La burla diaria en España sobre la corrupción en latinoamérica ya ha perdido la gracia de tanto repetirla, pero si las más beneficiadas por esa corrupción han sido empresas españolas, entonces los sudacas de mierda se tienen que comer su soberanía con patatas y agachar la cabeza.

La patronal española dice que las palabras de Chávez son un disparate, y que «Los empresarios españoles nunca hemos sido golpistas, siempre hemos apoyado la democracia». Sí, y el PP nunca apoyó teorías conspiracionistas del 11-M. Es que me da la risa floja, si nos toman por boludos. ¡Los empresarios! Los que se quejan de la «inseguridad jurídica» para sus empresas en latinoamérica, pero siguen ahí! ¿que pasa? no debe ser tan mal negocio, si están decididos a controlarla toda. Me pregunto qué piensan esos empresarios sobre la «inseguridad jurídica» cuando dejan en la calle a 10000 familias de un saque para «deslocalizar» servicios. Lo siento, pero que os den por culo.

Chávez es un bravucón, mal diplomático y egocéntrico (¡caramba! es lo mismo que pienso de Aznar!). Lamentablemente, cuando un mandatario intenta valorizar la soberanía de un país pobre (o mejor dicho, «empobrecido»), devolverle la dignidad a las clases desfavorecidas que además son los verdaderos dueños de esa tierra, e integrarlos en el juego político que hasta entonces había sido controlado por una minoría rica y colonial, si no se comporta como un chulo bravucón, ¿qué consigue? que se burlen de su swéter a rayas, su estilo indígena, y que le llamen «macaco» (ni siquiera necesito decir de quién hablo).

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